miércoles, 8 de junio de 2011

Me acabo de levantar de una "siesta". Soñé con ella, la puta madre. La extraño. Quiero que esté conmigo. No sirvo pensando que estoy bien y dejarla ir, siendo que es obvio que si estoy sin ella es imposible estar bien. ¿Por qué no fue real? Ella me hablaba en el chat de Facebook. Me decía que estaba bien, que me extrañaba, que tendríamos que vernos antes de que ella se vaya de viaje. Y yo me sentía feliz, ni siquiera me daba tiempo a explicarme, a pedirle perdón, a contarle que cambié, que ya casi ni soy la misma persona que era hace unos meses atrás. Pero a ella parecía no importarle, no le importaba nada del pasado, lo único que quería era saber de mi en el presente. Y yo era feliz, ahí si me sentía completa. Sentía que no me faltaba absolutamente nada. Entonces fue cuando caí de la falsa felicidad que tengo ahora, de cómo me estuve mintiendo a mi misma durante los últimos tres meses: no, no estoy bien. La necesito, conmigo. Extraño todo de ella, era la única persona que me entendía en absolutamente todos los aspectos. Tengo que dejar de llorar, basta. Yo la deje ir. Estaba tan drogada que ya no me acuerdo cómo. La extraño, extraño sus consejos, salir con ella, verla reírse, que me pregunte qué ropa puede ponerse, escucharla quejarse que no tiene ropa cuando tiene el armario lleno, extraño escucharla gritar a la mañana, salir con ella y que parezca mi mamá de tan alta que es. No puedo conformarme solamente con mirarla desde mi salón a la vereda de enfrente y verla salir de la escuela cada día de la semana que pasa. Cada vez que toca el timbre 12.50 ir corriendo a la ventana y esperar a que salga y solamente mirar. Mirar como sale. Cómo camina. Cómo se pone la mochila, y se sube al auto. Y después vuelvo a donde realmente estoy, en un colegio diferente con compañeros totalmente diferentes, tengo que guardar las cosas en mi bolso y yo también irme a casa. Vuelvo al aula fría, guardo mis cosas, me pongo los auriculares y me dedico a bajar metros y metros de escaleras y me dejo aturdir.

3 comentarios:

Fresh Mongoloide dijo...

si estas paredes hablaran...maria ojos negros no mas...bonito blog saludos

Sofía dijo...

que triste :( saludos y fuerza

Nyuu dijo...

Las lagrimas permanecen secas en nuestros ojos hasta que nuestros sentimientos se mojan y duelen, entonces ellas caen. Fuerza que todo tiene solucion menos la muerte. Hermoso blog. Saludos y animos!

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Hola. Me llamo Marina y este es mi blog. Me gustan las hamacas, la gente que anda en skate, el envoltorio de los medicamentos, la gente con sombreros cejas grandes y bigotes. Me gustan las gotas de agua atrapadas en telarañas. Me gusta ponerme toda mi ropa a la vez, me gusta la gente que no sonrie nunca. Y me gusta la gente que sonrie. Me gusta el pelo que crece para siempre, amo la comida. En cierta manera, me gusta todo. Hasta lo mas pequeño, lo mas raro, lo menos especial, lo mas particular. Me gustan las cosas que me gustan, pero me gusta todo. Te puede gustar algo de muchas formas, porque incluso las peores cosas me gustan. Me gustan tantas cosas que me hacen sentir que puedo volar. Sé cómo hacer para volar todos los días, pero hay muchas personas que no entienden de eso. No se a que se refieren con "cosas que odio". Odio los zapatos, odio la gente que cambia de tono de voz cuando dice algo importante. Odio mis muslos, odio la guerra. Odio la ropa que se pega, odio los grifos que gotean. Pero en cierta manera tambien me gustan los grifos que gotean. Odio las invitaciones, odio las radios. Odio esto. Chau.

Sólo mis gatos me comprenden.

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